domingo, 22 de junio de 2008
LA CRUZ EN LOS LUGARES PÚBLICOS
La Iglesia Católica (SICAR o ICAR) sigue cuesta abajo, pierde feligreses, vocaciones, adeptos, y por ende, ese altruismo de Congregaciones, y Asociaciones que han surgido del pueblo dirigido y siempre, en las monarquías absolutistas y dictaduras donde ha estado inducido por la plática fundamentalista y forzada de una Iglesia que se ha abierto paso a lo largo de la historia con el invento de sus exégesis, la falsificación documental al capricho de su existencia, manipulación de las conciencias y de los imperios, se ha abierto paso y sigue abriéndose, con las conjuras, la muerte, los asesinatos, los crímenes, la homofobia, la misoginia, la pedofília, en fin, llenaríamos esta pagina de desmanes contra el hombre que esta secta del cristianismo a lo largo de los 1300 años de vida, desde el concilio de Nicea, ha emprendido con tal de subsistir. Hay que recordarlo. La memoria historia es parte de la vida de todos y hay que recordarla.
Sin embargo los católicos nunca piensan en el desarrollo de su iglesia. Nadie pone en entredicho su virtualidad fundamentalista hecha una vivencia social, porque se le ha enseñado a dogmatizar sus mentes, hasta tal punto que en los días actuales, existen dispares posturas ante este hito, como son los entornos ultraderechistas, por ejemplo, que sin practicar los ritos, los asumen como una forma, como proyecto político, como blasones, faces romanorum, de los imperios, un apoyo masivo importante que acomoda rentabilidades. Desde la izquierda se venera el catolicismo, con la obviedad, tanto asumiendo la herencia de nuestros pasados, como apoyando con ciertos actos sociales, la liturgia profiláctica ante la libertad de expresión de las familias.
Aún se sigue bautizando para que los hijos entren en el clan de la Secta, aún se sigue haciendo el paripé de las comuniones, aún los ritos decimonónicos de los enlaces matrimoniales ante textos de sumisión, de dolor, de obligación que no de libertad. Y el acto sacro mas importante de la Iglesia: La MUERTE. Alrededor de la muerte gira la Iglesia. Es el elemento conceptual más poderoso que ninguna cultura y filosofía de la historia haya aprovechado tanto, y creado de un hecho tan natural como la misma muerte, un potencial económico tan poderoso como usurero. Ninguna civilización ha jugado tanto con la muerte como la IGLESIA CATOLICA APOSTOLICA Y ROMANA, ni el mismo ISLAM, todavía en la concepción fundamental de medioevo, juega con la muerte, para usurpar los bienes terrenales, en provecho de los divinos. El boato y la liturgia ancestral junto con un texto bíblico intragable sigue enraizado en la sociedad en perjuicio de las prestaciones sociales gratuitas que el estado previera como ciudadanos en el último acto que el hombre mantiene como ciudadano en la estancia social.
El simbolismo de la cruz, cercena toda la racionalidad en cualquier entorno libertario, cultural, de respeto a la vida, y al librepensamiento. Y es la cruz, la muerte, la que acampa por las paredes de los despachos, en las mesas de los regentes de los diferentes estamentos de gobiernos, en las escuelas concertadas, en los colegios privados, en los hospitales, en los ejércitos. Es la cruz la que todavía se puede observar también en algún departamento de esta Casa de la Moneda, en despachos de nuestros directores, posicionando con esta simbología una actitud dominante, despótica e irrespetuosa al resto de trabajadores. ¿Por qué no el camello de Mahoma, porque no el Sancta Santorum, porqué no la sedente imagen de Buda... ¿Por qué no?
Luis María González
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