Cómo se toman esas decisiones es fundamental para la naturaleza y futuro de dicho grupo humano. Las hay basadas en el ordeno y mando, las que deciden en base a una minoría cualificada, otras por consenso, muchas por votación.
Cada tipo de organización tiene su forma peculiar. Una familia es diferente a una empresa, un equipo de fútbol distinto a una asociación de vecinos, una comunidad de propietarios a un grupo de empresa. Tampoco es lo mismo la estructura jerárquica y organizativa de la dirección de una empresa que los trabajadores de la misma, y su propia organización profesional y sindical.

A todo el mundo le gusta participar en las decisiones, que su voz se oiga y que se tenga en cuenta, incluso aunque ellos no sean quienes en último extremo deban decidir. Este sentimiento, patente en todos los ámbitos y niveles, incluso en las organizaciones más jerarquizadas, es manifiesto, consustancial e irrenunciable en las organizaciones entre iguales, voluntarias o representativas.
Una participación real necesita información suficiente, conocimiento para discernir y evaluar las opciones, la posibilidad de manifestar la opinión y la opción real de llegar a soluciones intermedias que hagan factible un acuerdo lo más amplio posible.
El caso que nos ocupa es evidente: ¿cómo debemos tomar las decisiones los trabajadores de la FNMT, como conjunto social? Más concreto, en este primer acercamiento, ¿cómo tomar las decisiones graves, del tipo convenio o huelga?
En mi opinión, las asambleas son el mejor método. Permiten un contacto directo entre los trabajadores, se puede hablar, preguntar a los representantes, plantear propuestas, discutir. Y tomar decisiones, ya sean las inicialmente planteadas o las que vayan surgiendo en la dinámica del debate.
Juan Antonio Aguilera
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