jueves, 24 de julio de 2008

Editorial Red Ubuntu número 2

Hay una ideología creída, asumida y enraizada según la cual, manda el mejor, el más apto, el más consciente, el más comprometido y el que más se entrega. Es decir una visión “zoológica” del ser humano. Como si el ser humano estuviera a la par en intencionalidad con los leones o los piojos. Todavía no se ha visto a ningún león resolver una ecuación de segundo grado o leer a Machado.

La realidad es que no puede hablarse de grupo, sin hablar de liderazgo o alternancia de líderes.

Esto ocasiona que la relación con la gente esté basada en buscar los defectos de los otros y degenera en ver y buscar defectos en personas y sobre características que no se entienden y en separatividad contra todo lo que no es el grupo o la idea abstracta de integración en.

La dinámica de luchar por el poder de influencia genera resentimiento.

También ocasiona vicios de comunicación, basados en principios de formación de subgrupos para obtener liderazgos en el terreno afectivo, que se traduzcan en cuotas de autoridad.

Y de nuevo la separación del que está en el entorno marxista o más de izquierdas, o del propio comité, o de cualquier grupo, frente a los que no están y tragan para sentirse aceptados e integrados.

Estorba la idea de que trabaja el comité de empresa y arrastra a los trabajadores.

Esto ya no puede ser así.

Se ve que es tanta y tan especializada la cantidad de trabajo y estudio que hay que hacer, que resulta dificultoso que 23 personas de diferentes ideologías e intereses puedan asumir esta carga de trabajo. Es necesario un espacio en que trabajen todo el que quiera.

También se ve que está saliendo gente muy asertiva con sus propias ideas, que no aceptan el orden establecido. ¿Por qué va a ser más importante la coordinadora sindical o la defensa de los compañeros andaluces que nuestros trabajadores temporales? ¿Quién y por qué decide eso?

El comité influirá ideológicamente, cuando asuma una ideología correcta. Esto siempre se produce de arriba hacia abajo.

De lo espiritual o integral hasta la materia. Nunca al revés.

Lo cual quiere decir que un modelo ideológico sólo será correcto cuando pueda influir en la gente, no imponiendo, sino dando a conocer y esclareciendo en propuestas y objetivos. Si no lo consigue, algo anda mal, tal vez estemos utilizando un lenguaje de otra época que la gente ya no siente suyo, o tal vez es uno el que se quedó en el Paleolítico y no se enteró que llegamos con una maquinita a Marte y le tomamos fotos, que en tres segundos dieron la vuelta al planeta.

Hay que cambiar la dinámica de que un miembro del comité deba convencer al resto del comité para que se hagan las cosas. Esto lleva a discusiones interminables durante meses (recuérdense entre otros muchos, las horas extra en Burgos).

O que cualquier persona asuma como suyo un problema y vaya por libre. Aquí ya no caben héroes ni compromisos fuera de lugar.

Las cosas deben hacerse cuando los grupos de personas especializadas han trabajado un asunto y proponen soluciones.

Hay que dar protagonismo a grupos de trabajo altamente conscientes y formados sobre los problemas, y confiar en los resultados de su trabajo aunque no se entiendan.


Revista Red Ubuntu

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